He
crecido en los buenos momentos, en aquellos donde le sonríes a la vida y
pareciera que ella a ti, pero he crecido más en los momento oscuros de mi existencia, en aquel instante donde sientes que no hay nada, que realmente no se puede vivir,
pero vives, el instante donde nada gira, nada conspira, pero giras, el instante
donde todo parece un tiempo perdido, pero encuentras. Entonces ¿Que ha pasado?, ¿cuándo
fue que un juego se tornó realidad, cuándo fingir que nada importa pasó a ser
mi realidad, dónde quedaron los momentos de entrega y eterna pasión?. Ahora todo parece
tan profundo, tan eterno, que no lo puedo alcanzar, no puedo recordar lo que se
siente estar así, dejé que lo superficial se apoderara de mi cuerpo, que fuera su esencia la que me controlara.
Es intentar evitar que vean tu interior, que
sepan lo bueno y lo malo, evitar que tus secretos ya no lo sean nunca más, que
tu esencia quede como un frágil cristal varado en medio de una guerra, sacudido
por pensamientos y miradas, esperando el momento exacto para ser quebrado una
vez más. ¿Que más da, si todo lo que muestras es efímero y superficial, qué te
podrían dañar?. Nada que no puedas volver a reinventar.
Es
un vaivén, no fue mi intención que una falsa ilusión se apoderara de mi
corazón, no fue mi intención que se congelará el corazón. No puedo sentir tan
profundo, no me pueden sentir en lo profundo, no hay nada que conecte para
llegar a lo que esencialmente es puro. Los demás controlan mi apariencia y hoy
pago el precio de lo que soy. No puedo culpar a nadie, fue una opción no
mostrar la confusión, fue una opción engañar una vez más al corazón.
Camila.-