Conocí el amor descuidado, el que
llega y se va sin avisar, aquel que rompe paredes, aparentando luchar por
llegar, pero sólo hiere y se va. Sentí las ilusiones en el aire y la sentí en
mi piel, pero siempre fue una ilusión que nació para terminar.
Conocí las desilusiones, esas que
llegan justo después de las primeras sonrisas, las primeras caricias y las primeras lágrimas. Jamás tuve al amor tan
cerca ni tan lejos como para soportar estos momentos, no puedo recordar en que
pensaba aquellos días, pero recuerdo que podía viajar extremos en busca de lo
que creí real.
Soñé y viví en cuentos de hadas,
fantaseando que siempre es igual, que siempre surge la ansiada eternidad y
ahora nuevamente no recuerdo que estaba pensando cuando estaba en aquel lugar. Últimamente
la tragedia es como un nuevo hogar, donde los instantes de eternidad aparecen
como un sueño, que al igual que todos, terminan para no regresar.
No quiero describir una tormenta que
nada dejó, no quiero acariciar fantasías que no serán, no puedo recordar lo que
se quebró dentro, ni por qué surgen estas palabras frías y llanas en una noche
tibia y cálida.
Pensé que la ausencia me dejaría sola,
pero todo está bien, la tierra siguió girando, sin importar la tormenta que
surgió en mi realidad.
Chispazos me hacen recordar que
aquello es lo único que aún me puede hacer llorar.
Cami
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