Equivocadamente busque
libertad donde habían ataduras, escapé de momentos que sólo me guiaban a ella,
tropecé con mis propias dudas y miedos, lloré y ansié tocar el cielo mientras
cometía errores que sólo me alejaban de lo que un día fui. Supe lo que era caer
cuando conocí las ilusiones, sin saber antepuse situaciones que no requerían
tiempo, estuve sentada en momentos efímeros destinada a sentir una y otra vez
lo que fue y no pudo ser.
Camine tardes de soledad
y viento, camine sin saber por dónde iba, camine junto al mar buscando
respuestas, camine junto a la gente buscando miradas, camine y camine por
encontrar libertad, encontrar la llave para salir de las ataduras y no conseguí
nada más que un poco de tranquilidad.
Respiré tensiones y
desilusiones, respiré risas y suspiros, respire saludos y despedidas, pero no
encontré el lugar para respirar libertad.
Cuando se trata de
extrañar la libertad pierde el encanto y las ganas de una búsqueda implacable.
Solía confundir una atadura con la felicidad y eso sólo me trajo noches de
nostalgia y soledad. Quería la sensación de no pertenecer a nada, no tener compromisos
que cumplir ni explicaciones que dar, pero nuevamente el extrañar me ataba al
mismo lugar.
¿Qué es lo que busco? Jamás
fue tangible pero lo vi en una sonrisa, no tuvo olor pero lo respiré en
detalles del día. Se supone que todo este tiempo tuve la oportunidad de soltar
lo que me mantuvo al suelo, pero ¿es eso lo que siempre quise? Caminé sin
caminar, busqué sin buscar y respiré sin respirar, siento que la libertad ya no
está, la mantuve encerrada en temores y ataduras, tontos deseos superfluos que
se convirtieron en el aire que un instante decidí respirar.
Tiempo al tiempo y
libertad para la libertad, palabras que por fin logré juntar…
Cami
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